Cambio de alimentación en caballos

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Un repentino cambio en la alimentación del caballo puede acarrear muy severas consecuencias e incluso la muerte. Así, claro y conciso.

A pesar de ello, en la vida de un caballo doméstico pueden presentarse distintas ocasiones en las que un cambio de alimentación sea inevitable. Piensa, por ejemplo, en un traslado de centro hípico motivado por cualquier causa, como un cambio de domicilio.

Por lo tanto, está claro que en algún momento habrá que cambiar la dieta del caballo pero deberá hacerse cumpliendo escrupulosamente unos requisitos específicos para evitar cualquier consecuencia indeseable.

Pero para entender los peligros del cambio de alimentación en caballos, es preciso comprender y conocer cómo funciona su aparato digestivo.

Cambio de alimentación en caballos - Caballo pastando
Caballo pastando

Cómo es el aparato digestivo del caballo.

Los caballos son mamíferos herbívoros monogástricos. Es decir, son animales que comen vegetales y, a diferencia de los rumiantes, sólo disponen de un estómago. Por tanto, por lo respecta al número de estómagos, los caballos se parecen mucho más a nosotros que las vacas.

Pero hablemos un poco de los rumiantes. Vacas, ciervos, ovejas, jirafas, cabras… Todos ellos son herbívoros rumiantes con “cuatro estómagos”. Aunque lo cierto es que se trata de un único estómago pero que tiene cuatro “departamentos” especializados: rumen, retículo, omaso y abomaso. Para no extendernos demasiado en detalles, podemos decir que todos esos departamentos sirven para que los rumiantes puedan extraer los nutrientes de los vegetales que comen en un proceso de fermentación provocado por las bacterias que viven en su aparato digestivo.

Para digerir la fibra y extraer los nutrientes de alimentos muy bajos en proteínas y energía, como en general son los vegetales, los caballos también utilizan un proceso de fermentación por bacterias. Sin embargo, no cuentan con esas divisiones especializadas en su estómago.

Nuestra digestión también se produce gracias a la fermentación y las bacterias –a las que llamamos flora intestinal-, pero afortunadamente y salvo algunas excepciones ideológicas, los humanos somos omnívoros, o sea, comemos un poco de todo.

Si no fuera por las proporciones, el aparato digestivo de los caballos se parecería mucho al nuestro. Nuestros amigos de cuatro patas, tienen un estómago proporcionalmente muy pequeño y un intestino muy largo, sobre todo, el intestino grueso. De dimensiones desproporcionadas es el ciego. Lo que en los humanos sería el apéndice y no sirve para nada, en los caballos es una pieza fundamental para la digestión.

Cambio de alimentación en caballos - Aparato digestivo del caballo
Aparato digestivo del caballo.

Cómo funciona el aparato digestivo del caballo.

Lo que más llama la atención del aparato digestivo del caballo es el pequeño tamaño del estómago y el enorme ciego que es unas dos veces y media más grande que el estómago.

Ese diminuto estómago obliga al caballo a comer poca cantidad durante mucho tiempo. Por ese motivo, en libertad pasan entre 16 y 18 horas al día comiendo. En los caballos la sensación de saciedad es muy breve.

Una parte de las proteínas, grasas, vitaminas y minerales se digieren y absorben en el conjunto formado por el estómago e intestino delgado y que se conoce con la denominación de intestino superior.

El aparato digestivo del caballo está adaptado a su dieta en estado salvaje y es muy sensible a los cambios.

Por desgracia, los vegetales, y más concretamente el forraje que es la parte principal de la dieta del caballo, contienen gran cantidad de celulosa –eso con lo que se hace el papel- y su intestino superior es incapaz de digerirla. Y no sólo la celulosa, sino que otros muchos nutrientes pasan por el intestino superior del caballo como Pedro por su casa.

Un largo intestino grueso y un descomunal ciego están habitados por millones de bacterias y protozoos que esperan a esas sustancias para aplicarles un proceso muy severo de fermentación. Gracias a ello, el caballo podrá obtener rendimiento nutritivo de lo que come.

Como seguramente sabrás, la fermentación produce gas y si la flora intestinal del caballo no es la adecuada para lo que va a comer, un exceso de gas puede causar muy serios problemas.

Javier Blanco

Por lo que respecta a la salud de los caballos, el Centro Hípico Prado Luis deposita su confianza en el equipo de veterinarios de Javier Blanco y Asociados.

Javier Blanco es profesor de medicina y cirugía en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid. Además, es el fundador de Javier Blanco y Asociados.

En este breve vídeo, Javier Blanco habla de los peligros de un cambio brusco en la dieta de los caballos y también explica muy bien cómo funciona el sistema digestivo de los caballos. Finalmente, te contará cómo se hizo el test para la sustitución del pienso que comen los caballos en el Centro Hípico Prado Luis.

Qué comen los caballos.

En estado salvaje, los caballos pasan el día comiendo y desplazándose. En sus constantes viajes buscan pastos, agua y prácticamente nada más.

Si observas una pradera, podrás ver gran diversidad de vegetales. Hierba, claro, pero también cereales silvestres. Los reconocerás porque tienen granos. Algunos los tienen en espigas y otros en pequeños racimos. En cualquier caso, los cereales tienen un denominador común y es que son de muy difícil digestión, incluso para los caballos. Pero, a cambio, están cargados de almidón que luego se transforma en azúcar y, por tanto, en energía.

Los caballos no comen lo primero que encuentran. Al contrario, son muy selectivos en sus gustos y eligen cuidadosamente su comida. La hierba y el forraje en general son la base de su dieta, pero también les apetecen los cereales e incluso algunas frutas y flores.

Las bacterias y microorganismos que viven en el aparato digestivo del caballo son los adecuados para su dieta. Con el paso de las estaciones, las especies vegetales que se encuentran a disposición de los equinos van cambiando y eso fuerza un cambio gradual y constante en la dieta. Aunque siempre el forraje, verde o seco, será la parte más importante.

Ese cambio gradual y constante en la dieta permite que la flora intestinal se adapte igualmente al cambio y gracias a ello, el proceso digestivo del caballo funciona como un reloj suizo.

En la Naturaleza, es muy difícil que los caballos se vean forzados a un cambio repentino de alimentación. Incluso si algún tipo de suceso inesperado, como una inundación, acabara con su fuente de comida, el caballo puede desplazarse hacia una nueva despensa.

Cambio de alimentación en Caballos - Pareja de caballos pastando
Los caballos eligen cuidadosamente su comida que se basa en el forraje pero que también incluye una parte de grano y cereales.

La alimentación de un caballo doméstico

Todo cambia para un caballo cuando pasa a vivir en un establo. Por un lado, pierde la posibilidad de estar dieciséis horas al día pastando y, por otro, deberá empeñarse en trabajos intensos que exigirán un mayor esfuerzo y gasto energético.

Para que quede claro, el caballo doméstico tiene mucho más trabajo pero menos tiempo para comer.

Por este motivo, es necesario alimentarlo con un concentrado de energía que contenga suficiente cantidad de carbohidratos, proteínas, vitaminas y minerales para que el caballo disponga de reservas suficientes para soportar el esfuerzo que le exigiremos. Ese concentrado es el que se conoce como pienso compuesto.

La base del pienso compuesto son los cereales que, como ya hemos visto, son de muy difícil digestión. Además, todo este aporte aglutinado de nutrientes no substituye en absoluto toda la fibra que el caballo necesita.

Por lo tanto, por excelente que sea el pienso, es necesario proporcionar al caballo una importante cantidad de paja o heno para que su aporte de forraje no se vea disminuido.

Tal como hacen nuestros caballos en el Centro Hípico Prado Luis, tomar una ración diaria de cebada germinada es un complemento perfecto que aúna las cualidades nutritivas de los cereales, eliminando sus problemas digestivos y, además, es un excelente aporte de fibra.

En resumen, los caballos domésticos necesitan mantener el forraje en su dieta pero también precisan de un aporte concentrado de energía y nutrientes. Cambia la composición del pienso que come tu caballo de forma abrupta y ve marcando, al mismo tiempo, el número de urgencias de tu veterinario.

Por su relevancia, reproducimos este cuadro que se encuentra originalmente en el artículo sobre la cebada germinada.

LA INCIDENCIA DE LA CEBADA GERMINADA EN LA REDUCCIÓN SIGNIFICATIVA DE CÓLICOS

Un estudio realizado por el equipo veterinario de Javier Blanco y Asociados en el Centro Hípico Prado Luis, puso en evidencia los efectos de la inclusión de la cebada germinada en la dieta de los caballos en la drástica reducción del porcentaje de cólicos en la población de caballos que consumen este cereal germinado.

El estudio se publicó en la prestigiosa revista británica BEVA, Equine Veterinary Education y está a tu disposición el artículo en formato PDF haciendo clic en este botón:

Cómo se realizó el estudio.

El estudio se desarrolló en dos fases. La primera de ellas tuvo una duración de veintiún meses, desde mayo de 2014 hasta enero de 2016. También con la misma duración de veintiún meses, la segunda fase transcurrió desde mayo de 2016 hasta enero de 2018.

En ambos periodos, se estudió la población que vive permanentemente en el Centro Hípico Prado Luis, separada en dos grupos. El primero de ellos, lo forman los caballos que viven en el prado las 24 horas del día, todos los días. Por otro lado, el segundo grupo lo integraban los caballos que pasan las noches en sus cuadras.

También, durante las dos partes del estudio, se utilizaron los mismos piensos, de la misma marca y composición, y forrajes en ambos grupos de caballos. Pero fue en la segunda fase del estudio cuando se introdujo una dosis diaria de medio kilo de cebada germinada por cada 100 Kg de peso del caballo, para todos los animales.

En total, fueron 63 animales los que participaron en el estudio, 43 caballos y 15 yeguas.

Los resultados de incluir la cebada germinada en la dieta diaria.

En la primera fase del estudio, la incidencia media de cólicos fue de 18,1%, aunque mucho mayor en los caballos estabulados (24%) que en los que viven en libertad (5,4%).

Sin embargo, tras la inclusión de la cebada germinada en la dieta de todos los caballos, la incidencia de cólicos cayó en picado. De este modo, la media de cólicos en el segundo periodo fue de poco más del cinco por ciento. No obstante, lo más llamativo es que el porcentaje de cólicos en el grupo de caballos que viven en el prado, que era el más bajo, se mantuvo intacto (5,4%). Sin embargo, los caballos estabulados redujeron el riesgo de sufrir cólicos hasta una fantástica cifra de sólo el 5%, algo mejor incluso que la de los caballos que viven en libertad.

Caballo comiendo pienso
Caballo comiendo pienso

Las consecuencias de un cambio de alimentación en el caballo

El cambio de alimentación en el caballo, si no se hace de forma gradual y controlada, llevará siempre efectos perniciosos asociados. En el mejor de los casos, estos síntomas quedarán reducidos a molestias por un aumento del peristaltismo, que es el conjunto de contracciones que realizan los intestinos para hacer avanzar el bolo alimenticio.

Lamentablemente, lo más probable es que los síntomas sean mucho más graves. Será de esperar que aparezcan bolsas de gases, tanto en el ciego como en el colon, y cólicos. El resultado pueden ser efectos tan graves como dilatación aguda de estómago y desplazamiento y torsión intestinal que pueden acabar incluso con la vida del animal.

El motivo de que esto ocurra es que el conjunto de bacterias y microorganismos que habitan en el aparato digestivo del caballo no está adaptado para procesar el nuevo alimento. Piensa en lo que le ocurre a tu digestión después de un atracón de legumbres. Afortunadamente, nuestros “tubos de escape” están mucho más cerca del problema y todo se reduce a una mala tarde.

Un cambio brusco de alimentación puede matar a tu caballo.

Cómo hacer un cambio de alimentación seguro

Cambiar la alimentación es algo que hay que hacer de forma gradual, al menos durante dos semanas.

La parte más crítica del cambio es la que respecta al pienso y los cereales. En los primeros días del cambio, hay que introducir pequeños porcentajes de la nueva dieta a la dieta antigua.

De este modo, si estamos cambiando el pienso, añadiremos un poco de pienso nuevo al pienso antiguo. Iremos aumentando paulatinamente, durante esos quince días, el porcentaje del nuevo pienso y disminuyendo el antiguo hasta que al final todo el pienso sea el de nueva formulación.

Si lo que queremos es introducir un elemento nuevo a la dieta del caballo, por ejemplo, suplementarla con cebada germinada, también lo haremos de forma gradual.

Durante esas dos semanas de transición y también durante unos días después de haber completado el cambio de dieta, tendremos que estar muy atentos al aspecto y comportamiento de nuestro caballo. Se trata de advertir cualquier síntoma adverso y corregirlo antes de que el problema sea más grave.

Cambio de alimentación en caballos - Cambio gradual de pienso
En la foto puedes ver una parte del proceso de sustitución de un pienso por otro. En un periodo de dos semanas, se va incrementando el porcentaje del nuevo pienso y reduciendo el del antiguo hasta que éste último acaba desapareciendo.

Cuando viajes con tu caballo, asegúrate de llevar suficiente comida para él.

Si vas a trasladar a tu caballo a otra hípica, asegúrate de llevar con él suficiente cantidad de la comida que ha estado tomando hasta ahora para poder hacer ese cambio gradual de dieta.

Esto es tan importante por lo que respecta al pienso como al forraje. Si tu caballo ha estado comiendo heno pero en la nueva ubicación comerá sobre todo paja, lleva una bala de heno para poder hacer también un cambio paulatino.

En cualquier caso, no te fíes de la expresión “no pasa nada”. Sí que pasa y lo que puede pasar es muy grave. Por tanto, no te preocupes por modificar la dieta de tu caballo –siempre que sea para mejorar, claro- pero presta mucha atención a hacerlo de forma paulatina y vigilada. Si lo haces así, tu caballo estará sano y disfrutará del nuevo entorno y sus nuevos amigos.

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