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La respuesta más directa a la pregunta a qué edad se puede empezar a montar a caballo es cuanto antes mejor. Pero con matices, con muchos matices. Veámoslos.
Por qué es recomendable aprender a montar a caballo desde niños
No hay duda, cuanto más joven es un individuo mayor es su capacidad de aprendizaje. O, lo que es lo mismo, la velocidad con la que aprendemos disminuye con la edad.
Por ello, cuánto antes comencemos a aprender, más y más rápidamente lo haremos. Y esto incluye cualquier tema que se te ocurra, desde aprender a hablar en diferentes idiomas a tocar el piano y componer sinfonías, como hizo Mozart a los siete años y, por descontado, montar a caballo desde niños.
Pero las personas no nacen preparadas para afrontar cualquier actividad física. En realidad, cuando nacemos no somos capaces ni de arrastrarnos. Indudablemente, antes de aprender a montar a caballo debemos aprender a andar y, antes de eso, es necesario aprender a gatear.
Si bien los niños tienen una esponja súper absorbente por cerebro, su musculatura, su coordinación y su equilibrio son una auténtica birria. Y esto último es un enorme inconveniente a la hora de montar a caballo desde niños.
Por otro lado, no todos los individuos son iguales. Como prueba de ello, no todos los niños del mundo han compuesto su primera sinfonía a los siete años. Lo más probable es que jamás compongas una sinfonía.
Está claro pues que cada individuo aprende y se desarrolla a su propio ritmo y este hecho es clave a la hora de decidir el mejor momento para empezar a montar a caballo.
¿Cuál es la edad correcta para comenzar a montar a caballo?
Por lo anterior, es fácil deducir que la mejor edad para comenzar a montar a caballo depende de cada individuo. Algunos podrán hacerlo antes y otros deberán esperar un poco. Pero depende también de otro factor muy importante en la ecuación, el caballo.
A los tres años de edad es un buen momento para que un niño se suba a un poni tranquilo. Debe hacerlo sobre un animal relajado y confiable y siempre llevado de la mano de un adulto.
El tipo de caballo disponible es un factor determinante en el momento de montar a un niño encima.
Por lo general, en las escuelas de equitación nos dirán que la mejor edad para comenzar es alrededor de los siete años. De hecho, lo que nos están diciendo es que esa es la edad mínima para que los niños se integren en la escuela de equitación.
Estoy de acuerdo en que los siete años es un buen momento para comenzar a dar clases de equitación en una escuela junto a más niños. Pero con la atención personal y el caballo adecuado, esa edad se puede adelantar considerablemente. Eso sí, será necesario que un adulto se mantenga pegado y sujete al caballo todo el tiempo.
¿Por qué es bueno que los niños monten a caballo?
Montar a caballo es de gran ayuda para el desarrollo del equilibrio y la coordinación.
Los motivos que aconsejan que los niños monten a caballo son tantos que es necesario un artículo completo para hablar sólo de ello. Pero a modo de resumen, te puedo decir que montar a caballo desde niños ayuda en gran manera al desarrollo físico y emocional.
Como decíamos antes, el equilibrio y la coordinación son factores que se desarrollan muy tarde. Tanto es así, que todos conocemos adultos que se quejan de falta de equilibrio y de coordinación. Seguro que tú no eres uno de ellos.
Montar a caballo requiere equilibrio y coordinación. Montar a caballo es, esencialmente, un ejercicio de equilibrio y coordinación. Por eso, montar a caballo desde niños es un fuerte empujón al desarrollo de esas dos facetas del individuo.
Pero cuando hablamos de equilibrio no pienses sólo en el equilibrio físico. Sobre todo, se desarrolla el equilibrio emocional. Tanto es así, que montar a caballo está altamente recomendado para individuos, de cualquier edad, con problemas emocionales. Y se trata de una actividad adecuada hasta límites insospechables para niños con autismo, transtornos de la atención y otras disfunciones psíquicas.
En general, las personas que comenzaron a montar a caballo desde niños están más equilibradas. También son más respetuosas y comprensivas con los demás y tienen mayor control sobre sus emociones.
Los riesgos de comenzar a montar a caballo antes de tiempo
Como decía antes, para subir a un niño a lomos de un caballo hay que contar con el animal adecuado, en tamaño y carácter, y la supervisión constante de un adulto que sepa perfectamente lo que está haciendo.
A esto hay que sumar que el niño tiene que tener el desarrollo físico suficiente para mantenerse sobre el caballo. Por tanto, ese niño tiene que ser capaz de andar y correr antes de ser depositado sobre un caballo.
Jamás fuerces a un niño a subirse a un caballo en contra de su voluntad.
Saltarse cualquiera de estos requisitos entraña un enorme riesgo que puede llevar a un accidente.
Como poco, una experiencia desagradable sobre un caballo puede generar en el niño un miedo permanente, no sólo a los caballos sino a cualquier otra futura situación tan cotidiana como viajar en un avión.
Nunca, jamás, bajo ningún concepto fuerces a un niño a subir a un caballo en contra de su voluntad. Si el niño no quiere montar, no le obligues a hacerlo. En lugar de ello, llévalo a ver caballos. Que los toque, que vea como otros niños montan y, cuando llegue el momento adecuado, él te pedirá hacerlo también.
Equitación para niños en Hípica Guadarrama
Bajo la dirección de Daniel Martínez, el Centro Hípico Prado Luis cuenta con los mejores profesionales y caballos para que los niños puedan comenzar a montar con todas las garantías.
Los más pequeños disfrutan del contacto con los caballos y mejoran su habilidad y estilo al ritmo adecuado, siempre bajo la mirada atenta del personal docente del centro.
En este vídeo puedes ver el fragmento de una clase con los más pequeños. Bajo la dirección de Daniel Martínez, ayudado por Jimena y Covadonga, puedes ver evolucionar en la pista a Mateo, Pablo, Carmen, Gonzalo, Ethan, Juan, Carmen, Gonzalo y Manu.
Todos los niños deberían poder montar a caballo.
Montar a caballo desde niños es una actividad tan beneficiosa para el desarrollo que todos los niños deberían poder hacerlo.
Si está en tu mano y tienes posibilidad de hacerlo, no lo dudes, lleva a tus hijos a montar a caballo. Pero hazlo en un lugar que reúna todas las condiciones necesarias para hacerlo con total seguridad.
Debes concentrarte en la capacidad del personal docente, de las instalaciones y de los caballos que usan en la escuela. Acude a un centro hípico de reconocida solvencia. Fíjate en cómo dan las clases. Habla con los padres de los niños que montan ahí y después toma tu decisión. Si lo haces correctamente, permitir que tu hijos monten a caballo es uno de los mejores regalos que puedes hacerles para el resto de su vida.
Xavi Barrera
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Que precio tiene nescesito información
Hola Lester,
Muchas gracias por tu comentario.
Toda la información sobre las clases de la dará Daniel Martínez si le llamas al teléfono 695 799 803.
Saludos y esperamos veros pronto por el Centro Hípico Prado Luis.
Primero de todo agradecer a Xavi sus artículos, una buena forma de aprender es compartir experiencias y conocimientos. Particularmente yo empece a montar bastante tarde, cuando pude permitírselo, siempre me gustaron los caballos pero mis padres veian más riesgos que beneficios asique tuve que esperar unos añitos, aun así creo que he llegado a tiempo. Hasta la fecha he tenido tres caballos y espero tener salud suficiente para poder seguir disfrutando de este deporte muchos años más. Estoy de acuerdo en las edades para que los niños empiecen a montar, mi hija empezó con seis años y 25 años después sigue con la afición. En ningún otro deporte existe una relación tan estrecha con un animal, que como bien decis tiene un montón de ventajas tanto física como psicológicas, pero sin duda para mi lo mejor es el reto diario, ningún día es igual porque no sólo estas tu también está tu caballo que es un ser vivo y que como tu tiene días, malos, regulares, buenos y excelentes, y el día que los astros se alinean, la sensación de placer es indescriptible, por eso yo ánimo a todo el mundo a que disfrute de este deporte dentro de las posibilidades de cada uno y en cualquiera de sus disciplinas porque siempre habrá alguna que se adapte a nuestras necesidades, asique los que no lo habeis probado todavía, estáis tardando…
Muchas gracias por tu comentario, Eva.
No puedo estar más de acuerdo con lo que dices. Lo suscribo todo.
Yo tuve la gran fortuna de que mi padre me subiera muy pronto sobre un caballo. No había cumplido aún los cuatro años que ya estaba montado sobre una yegua castaña de nombre Lucera. Unos años más tarde un purasangre árabe, de nombre Sidi, fue mi socio y compañero de juegos. Si te contara las animaladas que hicimos juntos…
Es cierto que los miedos de los padres los pagan los hijos. Pero como siempre digo, más vale tarde que nunca.