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Como la mayoría de propietarios de caballos, es muy probable que nunca te hayas preguntado si sería bueno dejar a tu caballo sin herraduras. Al fin y al cabo, los caballos siempre se han herrado, ¿verdad? Pero a mediados de los años 90 del siglo pasado, apareció con fuerza el movimiento Barefoot (descalzo) que promulgaba que a los caballos no debería ponérseles herraduras.
¿Es realmente conveniente dejar a tu caballo sin herraduras? ¿Qué ventajas tienen para el caballo las herraduras? O, acaso, ¿es mucho mejor para ellos dejar sus cascos desnudos?
Si te interesa el tema sigue leyendo porque juntos vamos a descubrir qué es mejor para tu caballo. ¿Herraduras sí o no?
¿Desde cuándo llevan herraduras los caballos?
No está claro el momento en el que los caballos comenzaron a calzar herraduras. Hay noticias de que alrededor del Siglo IV a. C. se añadía algún tipo de protección a los cascos de los caballos. Estas protecciones podían ser de metal, cuero e incluso esparto. No eran protecciones permanentes. Se fijaban con cintas de cuero y se colocaban sólo cuando las características del viaje o la longitud del mismo lo requerían.
A pesar de la dificultad en definir una fecha, hay cierto consenso en que entre los siglos IV y II a. C. algunas tribus del nordeste de Europa comenzaron a proteger las extremidades de los caballos con herraduras fijadas con clavos. Pronto esta tendencia se extendió por todo el mundo, sobre todo, desde que las legiones romanas adoptaron las herraduras para su caballería.
Pero, ¿por qué motivo se comenzó a herrar a los caballos?
Por qué es necesario herrar a los caballos
Está claro, los caballos nacen descalzos. La rutina diaria de un caballo silvestre consiste en pasarse unas 17 horas al día comiendo pasto. Para ello, el caballo se desplaza sobre una suave alfombra de hierba con un coeficiente de abrasión cercano a cero.
En las praderas, los caballos suelen están relajados comiendo o viendo pasar la vida. Sólo se echan alguna carrera para jugar o para huir de algún susto ocasional.
Por tanto, en esas condiciones, los cascos de los caballos –que en realidad son uñas como las que tenemos en nuestros dedos- suelen crecer a la misma velocidad a la que se desgastan.
Pero cuando adoptamos a los caballos para ayudarnos en nuestros quehaceres -ya sean lúdicos, de trabajo o deporte- esas uñas son incapaces de crecer lo bastante rápido como para evitar la destrucción total del casco en muy pocas horas.
Para solucionar este problema, la herradura evita que el casco se desintegre como consecuencia de obligarle a pisar por terrenos abrasivos que superan su resistencia. Con estas premisas, salvo que sólo montes ocasionalmente a tu caballo y lo hagas únicamente por praderas mullidas, no deberías dejarlo descalzo.
Cuando la velocidad de crecimiento del casco es inferior a la velocidad de desgaste, las herraduras son imprescindibles.
¿Por qué habría que dejar descalzos a los caballos?
Hace unos años compramos a Nysa, un semental purasangre árabe que hasta entonces había tenido una vida muy placida participando en concursos de belleza. Jamás lo había montado nadie, no estaba domado. En esas condiciones es muy lógico que Nysa tampoco hubiera necesitado herraduras jamás.
Lo primero que hice con él fue domarlo, claro. Lo hice en el picadero redondo, que es para lo que sirve. Cuando ya me permitió subir a su lomo, sólo dimos algunos paseos cortos, sin salir de las instalaciones del Centro Hípico Prado Luis. Por fin había llegado el momento de ponerle su primer juego de herraduras pero al inspeccionar sus cascos, éstos no presentaban el menor síntoma de desgaste.
Así que antes de herrar a Nysa, aumenté la longitud de los paseos y empezamos a cruzar carreteras, pueblos, ya sabes… En esas nuevas condiciones, los cascos seguían recios, fuertes y creciendo.
En este punto ya tenía claro que con Nysa mi presupuesto para el herrador iba a ser muy reducido.
La prueba definitiva fue una excursión de tres días desde Prado Luis hasta Segovia y vuelta. Algunas cuestas eran tan pronunciadas que las subimos desmontados. Si se te caía una moneda podías recogerla del suelo sin agacharte, sólo alargando la mano hacia adelante.
Te confieso que en las alforjas llevaba un equipo de herraje de emergencia que consiste en trapos de algodón y cinta americana. No fue necesario usarlo. Tras la travesía, los cascos de Nysa seguían fuertes, bien formados y creciendo.
Así que, definitivamente, Nysa no necesita herraduras.
¿Practicas el Barefoot?
Claro, al salir por ahí con un caballo descalzo no te imaginas la cantidad de personas que se me acercaban y me preguntaban ¿practicas el barefoot? Bueno, pensaba yo, el barefoot no se practica. Se practica el tenis, el yoga, la meditación, la religión… Pero el barefoot no lo considero una práctica. Y ese es el problema, hay gente que sí.
El caso es que mi respuesta es siempre esta, “no, no practico el barefoot, es que a este caballo en particular no le hacen falta las herraduras y por eso no lleva”.
Y es que, como si de una filosofía de vida se tratara, hay personas que se han convencido de que lo mejor para los caballos es no ponerles herraduras jamás. Esas personas obligan a sus caballos a practicar el barefoot porque “es lo mejor para ellos, lo más natural”. Lamentablemente, la mayoría de las veces se acaban dando de bruces contra la realidad.
Tras miles de años poniendo herraduras a los cascos de los caballos, ¿de dónde salió la filosofía Barefoot?
La Doma Natural, el “barefoot” y las bambas para caballos
Sobre todo en los años 90 del siglo pasado y la primera década del actual, se extendió la moda de la “doma natural”. Esta nueva forma de ver el manejo del caballo básicamente consiste en confundir el concepto de Doma racional, que apareció alrededor de los años 40 del siglo pasado de la mano de Bill Dorrance. No, ni Monty Roberts ni Pat Parelli, Bill Dorrance.
La doma racional, consiste en domar al caballo del modo menos penoso para él. Se trata de hacerle comprender lo que queremos que haga y de convertirlo en algo atractivo y divertido para el équido. Está claro que, como contraposición a la doma tradicional –o pasas por el tubo o te atizo-, los pilares que colocó Bill Dorrance fueron una excelente noticia, sobre todo para el caballo.
Pero siempre hay quien quiso ir más allá y acabó yendo demasiado lejos. Y así aparece el concepto de “doma natural”, o sea, “no le hagas nada al caballo que no haría él en la naturaleza”. Vale, pues no lo montes. Y, claro, de herraduras ni hablar.
Pero la realidad es muy terca. Si domas a un caballo, con el método que sea, es fundamentalmente para poder montarlo con seguridad. Y si lo haces y sus cascos no son como los de Nysa, lo dejarás cojo o algo peor.
Como alternativa a las herraduras, aparecieron unas botitas de caucho con suela antideslizante en las que se introducían los cascos. ¿En serio te parece natural ponerles bambas a los caballos?
Pero todas ellas fueron un fracaso. Se perdían, se rompían y los caballos andaban muy mal con ellas.
Pierre Enoff: si le pones herraduras tu caballo morirá
Pierre Enoff es un parisino de 60 años, ingeniero, que dice que hace 30 años dejó la ingeniería para ir a vivir con caballos. Sus teorías le han valido para acumular demandas y tener prohibida la entrada para dar conferencias en todas las facultades de veterinaria de Francia.
Para que puedas saber exactamente qué opina Pierre Enoff de las herraduras, te recomiendo la lectura de esta entrevista que le hizo el periódico La Vanguardia en 2012.
El proyecto de Enoff consiste en mantener una manada de caballos en libertad en la Cerdaña y, claro, sin herrar. Bueno, ya hemos visto que los caballos en libertad no precisan herraduras. Tan sólo hay que vigilar que entre ellos no haya algún Nysa que precise una visita regular del herrador para hacerle la manicura.
Dice que las herraduras acortan la vida de los caballos y que el mejor ejemplo de ello es su caballo, que tiene 35 años y está en su “mejor momento de madurez y experiencia”.
Tal vez Enoff desconoce el caso del caballo más longevo documentado, según el libro Guinness de los récods. Se trata de Old Billy, un caballo que murió a los 62 años y que a los 59 años aún trabajaba remolcando barcazas por el río Mersey, en Inglaterra, bien herrado, claro.
Las herraduras como terapia correctora y todo terreno.
No todas las herraduras son iguales y algunas de ellas tienen funciones muy específicas para subsanar, corregir o mejorar problemas en los cascos de los caballos.
Las enfermedades y malformaciones que pueden sufrir los cascos son muchas e importantes y pueden acabar dejando al caballo inválido e inservible.
Un moldeado específico de la herradura puede ejercer una fuerza de palanca para variar la presión en puntos concretos del casco cuando el caballo apoya esa extremidad. Este cambio en la presión sirve para reducir el dolor o para corregir defectos en el apoyo provocados por cualquier causa.
Es más, en ocasiones es necesario reducir el peso de la herradura y mejorar su elasticidad. Para ello están disponibles las herraduras de aluminio.
Por lo que respecta a la adherencia, las herraduras convencionales se comportan muy bien en terrenos naturales como los prados, la arena, el barro… Pero en las superficies lisas y duras, como las rocas o el asfalto, pueden ser auténticos patines.
Para este tipo de terrenos existen las herraduras con vidias. Las vidias son unos tacos de tungsteno que sobresalen de la herradura y que dan un muy buen agarre en superficies duras.
Incluso, hay herraduras de caucho para caballos que tienen que pisar por suelos muy deslizantes como, por ejemplo, los caballos que actúan en el teatro.
El caballo manda, el herrador dispone.
Como regla general, los caballos silvestres no precisan herraduras y los caballos de trabajo sí.
Tal como hemos visto, hay excepciones y puedes tener la fortuna de dar con un caballo con cascos extra resistentes que puedan funcionar sin ninguna clase de protección. Pero incluso estos caballos necesitarán la asistencia periódica de un buen herrador que mantenga sus cascos en la longitud y forma adecuadas para que el caballo pise firme y sin riesgo de lesionarse.
La respuesta a la pregunta de si es bueno dejar a tu caballo sin herraduras la tienes tú. Mi recomendación es que si decides descalzarlo para “ver qué pasa”, lo hagas en condiciones muy controladas. Comienza con paseos muy cortos y revisa todos los cascos muy frecuentemente. Si algo no te gusta, detén el experimento y llama al herrador inmediatamente.
Xavi Barrera
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Ojalá fuera así. Así no tendría que gastar en recortes cada cinco semanas… No hay trabajo en pista para un caballo en trabajo normal (una hora o dos de trabajo diario) que sea capaz de desgastar un casco sano. Es un bulo que no tiene fundamento. Por determinadas cuestiones fisiológicas de cada caballo, probablemente algunos necesiten herrado, pero hay una gran mayoría de caballos que en realidad no las necesitan. El origen de la herradura como tal se generaliza en la Edad Media, cuando los caballos se confinan en cuadras llenas de suciedad donde los cascos quedaban blandos por podredumbre… Un caballo descalzo necesita vivir fuera del box. Tantas horas como sea posible, preferiblemente todo el día. Y aun así, necesitaran un recorte balanceado como cualquier caballo herrado. Barefoot, no es lo mismo que dejar a un caballo descalzo a su suerte. Ya hay caballos descalzos en competición; en raid, en doma y en salto (medalla de oro por equipos en las ultimas olimpiadas)
En general estoy de acuerdo contigo, Baumer.
No obstante, hay que tener en cuenta que no todos los caballos pasan su “vida laboral” en la arena de la pista. Muchos se utilizan para hacer largas excursiones y no es necesario que las hagan todos los días para acabar con sus cascos devastados. Un par de horas por terrenos duros pueden ser suficientes para causar un desastre.
Los que se dedican a carreras de larga distancia también suelen necesitar protección. Con excepciones, naturalmente.
Por eso en el artículo recomindo que si quieres descalzar a tu caballo, lo hagas, pero prestando atención a lo que les sucede a sus uñas. Poco a poco y con cuidado. Unos caballos lo llevarán perfectamente y otros se dejarán los cascos en el suelo. No me parece buena idea descalzar a los caballos porque está de moda. Eso suele traer malas consecuencias para el caballo.