Parar a un caballo desbocado

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Cómo parar A un caballo sin control y lo que jamás tienes que hacer en esos momentos.

Si se dan las condiciones adecuadas, cualquier caballo, por tranquilo que sea, puede salir desbocado sin control a galope tendido contigo encima. La prioridad en esos momentos es parar al caballo pero, ¿cómo? Sólo hay un modo que funciona y no es el que tú crees. Cualquier otra cosa sólo empeorará la situación.

Así que si quieres saber cómo detener un caballo desbocado, sigue leyendo.

¿Qué significa “desbocado”?

Para que podamos entendernos, tenemos que tener claros los términos. Un caballo “desbocado” es un caballo sobre el que no tienes ningún control.

Las acciones normales en las riendas han dejado de funcionar. Es como si tu coche se hubiera quedado sin frenos cuesta abajo. Por más que pises el pedal, el coche sigue acelerándose.

Hípica Guadarrama - Caballo desbocado
Si tu caballo sale disparado sin control, debes hacer lo correcto para detenerlo lo antes posible. Las dos riendas ya no funcionan.

¿Por qué se desboca un caballo?

Siempre por el mismo motivo, el pánico. Un caballo desbocado es un caballo muy asustado. No sólo un poco, sino mucho.

Puedes pensar que lo que ha asustado a tu caballo sea algo evidente, como un fuerte petardo, un balón de colores que se ha cruzado en su camino o el gruñido de un fiero león cercano.

Pero la mayoría de las veces que un caballo sale disparado sin control la causa del terror no es en absoluto evidente. Todo iba bien y, de repente, sale escopetado.

Casi siempre, lo que asusta al caballo no es un ruido o un objeto extraño de colores, sino que se asusta de algo que nosotros no percibimos. Un sonido, sí, pero no en nuestro rango de frecuencias audibles. También les puede asustar un olor.

Los humanos podemos oír cualquier sonido que esté en un rango de frecuencias entre los 20 Hz y los 20 kHz. Los caballos no pueden oír sonidos tan graves como nosotros, pues su rango de frecuencia comienza en los 55 Hz. Sin embargo pueden oír sonidos de hasta 33,5 kHz de frecuencia. Esto significa que un fuerte sonido de 28 kHz, por ejemplo, puede hacer salir a tu caballo disparado y tú ni te has enterado.

El desastre podrías haberlo provocado tú

Afortunadamente, que un caballo pierda el control no es algo frecuente. Si hago memoria, no creo que en cincuenta años montando caballos me haya sucedido ni siquiera media docena de veces. Pero puede pasar y puede acabar muy mal.

En todas esas ocasiones, cuando el caballo perdió el control ya estaba galopando. Y eso me parece muy relevante.

¿Cuántas veces se ha asustado tu caballo mientras daba un paseo contigo? Seguramente muchas. Pero si vas al paso o a un trote tranquilo no suele ir más allá de una parada abrupta o unos trancos histéricos. Tiras de las riendas y el caballo acaba cediendo en pocos trancos.

Sin embargo, las veces en las que un caballo entre mis piernas se ha desbocado, la situación fue muy parecida a la siguiente escena. Le has pedido galope a tu caballo y te lo estás pasando muy bien. Pero quieres ir más deprisa y le pides más velocidad. Aprietas tus piernas y te echas hacia adelante y con ello el caballo acelera. Pero justo en este instante, el caballo oye o ve algo que tú no percibes. El desastre está servido.

El caballo interpreta que tú eres plenamente consciente del peligro y por eso le pides más velocidad. De algún modo cree que le estás diciendo “sal de aquí a toda pastilla porque nos va la vida”. Y, claro, él tampoco quiere morir.

Hípica Guadarrama - Caballo Saltando
Aunque aparentemente todo está yendo normal, en cualquier momento el caballo puede percibir algo que le ordene "¡corre por tu vida!"

Lo que no hay que hacer jamás para parar A un caballo desbocado

Todos tenemos reacciones instintivas. El problema es que sobre un caballo no funcionan. Por ejemplo, cuando un caballo se asusta, solemos ponernos en posición fetal y apretamos fuerte nuestras piernas para no caernos. Hacemos precisamente lo que el caballo interpreta como “sal zumbando de aquí a toda velocidad”.

Por tanto, encoger nuestro abdomen, echar la cabeza hacia abajo y apretar nuestras piernas confirma el peligro y acentúa la reacción del caballo.

Nunca jamás aprietes las piernas ni te eches hacia adelante sobre un caballo desbocado.

Lo siguiente que hacemos de forma instintiva es agarrar fuerte las dos riendas y tirar de ellas. Pero esta acción no tiene ningún resultado. Y entonces tiramos aún con más fuerza. Pronto descubres que cuanto más fuerte tiras de las riendas, más se acelera el caballo.

La falta de reacción a las riendas es lo que da sentido a la palabra “desbocado”. Lo que ocurre es que, con una tensión constante y creciente, el caballo apoya su mandíbula sobre el hierro y pierde toda la sensibilidad. Por más que tires a él ya no le afecta.

En estos momentos estás rezando para que no llegue a una carretera con tráfico, a una curva cerrada o a un acantilado. Lo de la carretera con tráfico me pasó a mí. Esa carretera era la N-II, a 20 Kms al nordeste de Barcelona y con dos carriles por sentido. Por fortuna, antes de ese día ya me habían enseñado cómo parar a un caballo desbocado y ya lo había hecho en un par de ocasiones con éxito.

Cómo parar A un caballo desbocado

Cuando descubres que el caballo ha perdido el control, tienes dos trancos para recuperar la calma. No es mucho, pero tienes que hacerlo. Ponte a galopar con él, mueve tus caderas en la silla como si ese galope fuera justo lo que estabas buscando. Afloja tus piernas y echa tu espalda atrás.

Aunque todo pasa muy deprisa, muévete despacio y con calma. No es que el caballo te esté prestando atención pero es mejor que, si transmites algo, sea calma.

Mira qué lado del camino es más seguro. Si a la derecha hay un acantilado, céntrate en la izquierda. Entonces, suelta la rienda derecha, del todo, no te interesa. Agarra fuerte y lo más corta posible la rienda izquierda y llévala hasta tu pecho, con decisión, en un movimiento rápido, constante e intenso.

Si lo has hecho bien, el caballo se detendrá en muy pocos trancos.

Al soltar la rienda de un lado y concentrarte en la del lado contrario, le has quitado al caballo la posibilidad de apoyarse en el hierro que tiene en su boca. Al tirar con fuerza, lo que conseguirás es girarle la cara y, si no puede ver a dónde va, para el caballo es mucho más seguro detenerse. Y se detiene. Siempre.

Es posible que todo el freno salga por el lado del que estás tirando. No importa, la carrillera de la cabezada seguirá haciendo el trabajo. Tú no quieres otra cosa que girar su cara todo lo posible y que deje de mirar al frente.

Como puedes ver, el único método que funciona para detener un caballo desbocado exige que conserves la calma y no dudes ni un instante.

Hípica Guadarrama - Caída por caballo desbocado
Si tardas mucho en detener a tu caballo puede ocurrir cualquier desastre

Empotrarlo contra un muro no es una buena decisión

Podrías llegar a pensar que una buena opción para detener a un caballo desbocado sea dirigirlo directamente a un muro. Sin embargo, sobre un caballo desbocado no tienes control del freno, ni tampoco de la dirección. Así que esta opcíón sólo sería válida si el muro en cuestión es el final de tu camino.

Eso sí, plantéate si realmente deseas estamparte a toda velocidad contra una pared. Porque tu caballo tal vez pare justo antes de chocar, pero lo más probable es que tú saltes sobre sus orejas y acabes siendo un graffiti que habrá que limpiar con espátula. 

Para evitar situaciones peligrosas, no galopes con tu caballo en lugares que estén próximos a zonas de riesgo. Disfruta de buenos galopes en caminos anchos, praderas y que estén lo más alejados posible del bullicio de la civilización.

Si a pesar de todo, tu caballo se desboca, conserva la calma y concéntrate en girar su cara. Funciona siempre. Es el único método que lo hace.

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Esta entrada tiene 4 comentarios

  1. Jazmin Diaz

    Tengo una consulta. Yo tengo una yegua a la que le gusta mucho ir rápido, siempre que salimos a pasear busca cualquier oportunidad para trotar o incluso galopar, pero siempre tengo que frenarla enseguida porque sé que si la dejo, me va a costar mucho más frenarla.
    Hace unos días, había salido yo sola con la yegua a pasear por el campo y tenía ganas de galopar, así que la hice galopar un tramo, pero cuando la quise frenar no frenaba y empezó a hacer ese galope raro que hacen cuando los estás frenando y ellos no quieren hacerte caso. Empezó a dirigirse de nuevo al corral y ahí logré que del galope pase a un trote, pero seguía sin poder pararla del todo y me daba miedo hacer mucha fuerza con el freno porque me daba la sensación de que iba a corcovear. Al final la pude parar y me bajé.
    Pero, ¿cómo puedo enseñarle a que me haga caso y no tener que hacer tanta fuerza cada vez que salgo a galopar y la quiero frenar?
    Gracias.

    1. Xavi Barrera
      Xavi Barrera

      Muchas gracias por tu comentario, Jazmín.
      En tu consulta hay dos temas distintos. El primero es parar a tu yegua ¡ahora!
      Cuando veas que no te está haciendo caso y sigue galopando, bien o mal, aplica la técnica para parar a un caballo desbocado, tal como se explica en este artículo. Tú eres quien decide cuando se para, no tu yegua.
      Por otro lado, a mis caballos les he enseñado a parar si tocarles la boca, sólo con el asiento. El método para enseñar a tu yegua a parar con el asiento requiere de varias horas de pista y mucha paciencia. Empieza al paso. La mejor descripción de lo que tienes que hacer es “sentarte en los bolsillos” de atrás de tu pantalón. Eso significa meter la cadera y echar la espalda un poco atrás. Acompaña ese gesto con un toque de riendas, muy suave, lo justo para que tu yegua pare. Repite, repite, repite, repite… Intenta utilizar cada vez menos las riendas, sólo tu cambio de postura, hasta que ya no sea necesario que toques las riendas para nada. Cada vez que tu yegua se detenga, acaríciala y dale a entender que ha hecho justo lo que esperabas que hiciera. Cuando se detenga de forma constante al paso (después pues de varias horas de práctica -obviamente no el mismo día-), empieza el mismo proceso al trote y después al galope. Si lo haces bien, tu yegua se detendrá de forma inmediata sin que tengas que tocar las riendas para nada.
      Es importante no olvidar que cuando estamos domando a nuestro caballo (enseñándole cosas nuevas) hay que hacer lecciones “recordatorias” o de repaso de vez en cuando.
      Recuerda, no obstante, que la opción de que se desboque no desaparece. Todos los caballos pueden desbocarse si se dan las condiciones adecuadas. Si eso sucede, olvídate de “sentarte en tus bolsillos” y aplica el método para parar caballos desbocados.
      Échale una ojeada al artículo sobre la doma que está en esta web (https://hipicaguadarrama.com/la-doma), busca la parte que habla de la “parada a raya” porque ahí verás el resultado de la técnica que te acabo de explicar.
      ¡Saludos y buena doma!

  2. Patricia O'Donovan

    En Argentina, hace muchos años, cuando no había celular ni la reglamentación de que
    caballo alquilado impone es uso de un casco protector, así, como muchas otras veces, alquilé un caballo para salir por una hora. El caballo se desbocó. Mi intuición fué dejarlo correr pensando que solo, volvería a su casa. Y asi fué. Dejé que fuera a todo galope, a donde su locura lo llevara, tratando solo de no caerme. Galopó desbocado y retornó a su casa. Ahi me bajé y averigué como llegar a la mía. Pienso que fué una buena idea no tratar de intervenir.

    1. Xavi Barrera
      Xavi Barrera

      Muchas gracias por tu comentario, Patricia.

      Creo que tuviste mucha suerte. Fuiste muy afortunada porque de vuelta a la cuadra no había ningún obstáculo peligroso, como una carretera transitada o un precipicio.

      Además, tuviste también la fortuna de saber mantener la calma. La mayoria de las personas se habrían puesto algo más nerviosas que tú y probablemente la historia habría terminado mal.

      Como comprobaste, los caballos se desbocan eventualmente y lo más seguro es estar preparado para la vicisitud y saber cómo pararlos de forma efectiva.

      Saludos cordiales, Patricia y, de nuevo, muchísimas gracias por tu comentario.

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